Absorción de la luz
en materiales opacos.
Los materiales opacos absorben la luz y la transforman en
calor. La absorción es más intensa en los colores oscuros. Ninguna superficie
absorbe toda la luz que recibe.
Refracción:
La refracción consiste en la variación que sufre un haz de
luz cuando cambia de un medio a otro propagándose a distintas velocidades
dependiendo por el medio en que viaja. Por ejemplo, lo observamos en los
arcoíris cuando se refracta la luz en las gotas de agua u cuando se distorsiona
la imagen cuando introducimos un elemento a un vaso con agua.
Transmisión difusa de
la luz en material traslúcido.
Los materiales traslúcidos transmiten luz y la dispersan, de
manera que los objetos no se ven claramente a través de esta superficie. Revela
formas pero oculta detalles.
Transmisión directa
de la luz en material transparente.
Los materiales transparentes transmiten luz pero la desvían
o refractan. El grado de refracción depende del ángulo de incidencia de la luz
sobre la superficie.
Este fenómeno ocurre cuando la luz incide perpendicularmente
sobre un cristal traslúcido cuyas dos superficies son planas y paralelas entre
si.
Si las superficies de cristal son rugosas o no son
traslúcidas , la luz se dispersa.
Reflexión:
Consiste en que la luz al incidir en un material, retiene la
energía por un momento y luego la reemite en todas direcciones (dependiendo del
tipo de superficie)
Reflexión directa
El ángulo de incidencia es igual al ángulo de reflexión en
superficies lisas y brillantes. Cuanto más brillante es una superficie, más
rica en tonos y saturados se aprecian los colores.
La reflexión especular es propia de los objetos muy pulidos
en donde los haces de luz conservan sus direcciones relativas, en donde el
color es intenso y los detalles se destacan con calidad.
Reflexión difusa
(Difusión)
Los rayos que inciden en una superficie mate o rugosa, se
reflejan según la orientación de las numerosas facetas de su textura, por lo
tanto se dispersan en todas direcciones..
Los colores de superficies brillantes se aprecian de manera
más saturada que las superficies
rugosas o con textura. Este fenómeno se aprecia mejor con luz dura
frontal.
Las superficies texturadas difunden el calor y lo debilitan.
Las superficies brillantes reflejan su máxima saturación.
Sólo unos pocos rayos provocan reflejos pequeños prácticamente sin calor.
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